Vegetariano, cómeme el guano
Hoy voy a contarles una historia real: su protagonista es Rob Thomson, estudiante de la ciudad de Annapolis (Maryland, USA), vegetariano radical desde los 16 años.
Rob amaba a los animales casi con la misma intensidad con la que despreciaba a las personas. Sus ideas eran demasiado extremas incluso para los más radicales: le echaron de PETA (la asociación pro-derechos de los animales de nombre divertido) tras montar un escándalo e intentar agredir al presidente de su división local cuando éste le comentó que comía huevos de gallina. Le producía repugnancia compartir mesa con su propia familia, verles devorando carne roja a dos carrilos. Más tarde declararía que "masticaban muy alto, se regodeaban, lo hacían para enfurecerle". Se marchó muy joven de casa de sus padres.
En el mes de Junio de 1988 (y en este punto de la historia Rob acaba de cumplir 21 años) llamó a las puertas de una docena de casas de su barrio y disparó a las personas que le abrían, todos ellos carnívoros reconocidos. Mató a 7 personas y hirió a otras 6, antes de ser reducido por la policía y encarcelado de por vida.
A mí, si les soy sincero, Rob Thomson me cae muy bien. Se atrevió a hacer lo que los vegetarianos se mueren por hacer, si tuvieran dos cojones.
Os reto, panda de pinta-abrigos de piel y limpia-pingüinos: liémonos a tiros y a ver quién queda en pie. Dejad de liberar visones de las granjas y realizad vuestro verdadero sueño: exterminar a los carnívoros. Así podríais solazaros tan ricamente con vuestros queridos bichos por toda la eternidad. ¿No os atrevéis? Quizá es porque sabéis que somos más y más fuertes (al fin y al cabo, no subsistimos a base de comer mierda) y que patearíamos vuestros culos bajos en proteínas hasta echaros del puto planeta.
Me regocijaré pensando en vuestra debilidad y cobardía mientras me como un buen filete con patatas. Lástima que la patata no sienta dolor, me sabría mejor aún. Tal es la mofa que me producís.
Rob Thomson debería ser vuestro héroe, vuestro líder espiritual. Deberíais alabarle e imitarle, y en cambio habéis hecho lo posible por desmarcaros de su obra; le habéis llamado "enajenado", "enfermo mental" y "asesino a sangre fría". Habéis dicho que "ese hombre no representa los ideales pacíficos de nuestra organización". Incluso habéis presionado a los medios para frenar la difusión de esta historia, que seguro que los más jóvenes no conocen y los más viejos apenas recuerdan.
Deberíais estar ocultos en las cloacas, organizando actos de guerrilla y atentados contra los que comemos animales por placer. Pero no tenéis lo que hay que tener.
Y es que no sois más que unos jipis de mierda.
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Emilitros -